Historia
El Hotel Ritz está ligado a la historia del Madrid del último Siglo. Ha compartido sus luces y sus sombras, sus momentos de esplendor y su brillante evolución. Todavía hoy, su fisonomía configura la de una ciudad con vocación de gran capital europea.
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A principios del siglo XX, el Rey Alfonso XIII volvía de sus viajes por Europa con la mente llena de recuerdos de los Palacios Reales de las grandiosas ciudades que había visitado. Una sucesión de fuentes, parques, Suites Reales ... habían encandilado al joven monarca, devolviéndole a su país colmado de nuevas ideas y planes para su capital, Madrid.
Madrid era una ciudad de intensa vitalidad, con edificios soberbios, amplias plazas y deliciosos jardines; sin embargo, de un modo u otro, le faltaba algo. El Rey fue el primero en ser consciente de cuánto ganaría la ciudad si contara con un gran hotel de lujo; un hotel de la misma categoría del Ritz de París, o el Carlton de Londres. Se puso manos a la obra y no perdió tiempo en poner estas ideas en práctica. Madrid debía ofrecer a sus visitantes algo realmente extraordinario: un hotel que pudiera satisfacer el gusto más refinado de un nuevo tipo de viajante, que sólo por aquel entonces empezaba a conocerse como "turista".
El sueño del monarca comenzó a hacerse realidad. La edificación del Ritz había comenzado - grandioso, luminoso y confortable - con el respaldo de la Compañía de Desarrollo Ritz, que desde la primera propuesta elaboró todos los planos necesarios para convertir este proyecto en realidad.
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Charles Mewes de París, y Luis de Landecho de Madrid fueron los arquitectos encargados de este desafiante proyecto. En poco tiempo, las paredes del futuro hotel sobrepasaban ya los magnolios, cedros y acacias del Prado. La Compañía se registró oficialmente ante el Ilmo. Notario D. Antonio Turón y Bosea, en junio de 1908. Ese mismo día el Primer Consejo de Directores fue elegido, con el Marqués de Guadalmina como Presidente. La primera reunión del Consejo tuvo lugar el 29 de junio de 1908 y, casi un año después, el 14 de abril de 1909, se realizó la primera reunión de accionistas.
Lo último en comodidad en aquella época era contar con cuatro o cinco cuartos de baño en cada planta. Con instalaciones como éstas, el Ritz se convirtió de inmediato en uno de los hoteles más lujosos del mundo. Había un teléfono por piso junto al ascensor, el cual también estaba considerado como un ejemplo sublime del lujo moderno.
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