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no había silencio allí en el banco junto al pequeño río (en realidad convertido en acequia) pero faltaba el sonido, el silencio interior era grande y ofrecía un espacio eterno, estaba cerca de la paz en mi vida donde se encuentra eso ya, en este tiempo donde el corazon es lo unico que late; como en una bóveda simbólica, en el sueño en plena conciencia donde dejas mucho atrás y el rostro se relaja, revelando lo siempre necesario
son esos momentos contables pero olvidados en la caza de más y más donde el futuro se yergue en la calma imaginaria del interés vespertino el único contacto exterior es la madera dura que mi viejo cuerpo lleva sobre la tierra negra, mientras mi amigo camina y olfatea un poco
siente plenamente lo que me pasa; en su naturaleza es un valor natural, también hay una lejana primavera que me saluda
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